Artista
Laurent RV
Fechas
07/10/2011 al 17/12/2011
Lugar
Factoría de Arte y Desarrollo,
Calle Valverde, 23. 28004 – Madrid
Comisario
José Antonio Mondragón
LOS RESTOS DE LA VIDA
Si la posmodernidad consiste en reinterpretar el clasicismo con distancia, con ironía, lo que hace Laurent Rabès-Valton, LRV, es una especie de popmodernismo melancólico. En sus cuadros nunca ha faltado el trazo de lo real —o incluso, para ser más exactos, de lo humano—, pero el color y, más recientemente, el atrezzo visual que acompaña a las figuras cumple una función desolladora: arranca la piel de los personajes y los transforma.
Resulta llamativo que una pintura tan colorista y con una recurrencia tan marcada a la reinvención de lo kitsch sirva para retratar a menudo la intimidad. Los personajes de LRV —podríamos decir burlonamente que incluso sus barbies— están casi siempre solos y parecen meditar, a la sombra de lo luminoso, sobre lo indescifrable. LRV no hace otra cosa, así, que pintar la vida con su gran contradicción: la realidad frente a los sueños que se entretejen con ella.
En este sentido, la técnica no es fortuita ni caprichosa, sino esencial para el propósito expresivo. LRV emplea la fotografía como núcleo, pero la reconstruye. La remienda con su pintura. Sería un error, sin embargo, creer que las fotografías, realizadas por el propio artista, son sólo un punto de partida. En ellas hay ya una mirada personal, una provocación. En los retratos recogidos en XXX está meridianamente claro: a los personajes se les ha robado un poco del alma —sobre todo a esos, la mayoría, que permanecen ajenos a la cámara— para poder luego restaurarla. Seguramente a LRV le valdría con ser un retratista para conmovernos, pero él quiere llegar más allá. Quiere retratar los restos de la vida, y eso ninguna cámara de las que se venden en las tiendas puede captarlo. Quiere retratar lo que está en la memoria.
Una memoria de hace décadas, del tiempo que evocan sus colores puros y purificados y sus decorados idealistas. Hay un sabor gay por lo desinhibido, por lo voluntariamente resonante de la composición. Pero además hay una perspectiva elocuente: los hombres se desnudan, las mujeres se sofistican. LRV construye un mundo coherente y melancólico. Quedan los ecos de los años ochenta y de una determinada forma de contemplar la alegría que no era nada alegre. Eso es lo que hacen los artistas de verdad: mirar las cosas de forma diferente para que nosotros podamos entenderlas mejor.
Luisgé Martín
SOBRE LAURENT RV
Hijo, nieto y bisnieto de pintores, LRV nace el 28 de julio del 71, en Paris. Toda su infancia observa a sus familiares concentrados sobre lienzos, rodeado de olores de óleo….
Comienza a dibujar muy pronto. Le fascina el mundo de la moda, y del espectáculo.
En el 89, a los 18 años, Laurent deja a su madre y se instala en Madrid solo, para estudiar, alojado en una pensión de Malasaña. Muy pronto se ve atraído por el mundo de la noche madrileña, empieza a salir, hasta tarde. Mucho…
Descubre y encuentra a Almodóvar, que será para siempre una inspiración para él. También a Sara Montiel, con quien llega a actuar en los tiempos de «Ven al Paralelo». También conoce a varios transformistas; Tony Bell, Dueño de la noche gay de la época, que se convierte en su padre espiritual. Después de actuar, le lleva a los sitios prohibidos Madrid, aunque también le enseña historia.Laurent Aprende a bailar sevillanas, se inscribe en algunos concursos –que gana-. Para entonces ya está fascinado por la cultura folclórica española. Durante tres años, actuará haciendo imitaciones de Cher, Dalida o Rafaella Carrá. De esta forma conseguirá pagarse los estudios de filología hispánica. Suele decir que esos cuatro años pasados en Madrid, fueron los más felices de su vida.
Aprendió a ser un hombre, aunque a veces vistiera de mujer. De esos tiempos, conserva aún algunas amistades entrañables. servicio militar obligó a Laurent a volver a Francia: “Nunca olvidaré aquel viaje en tren. Lloré desconsolado todo el trayecto”. Durante un año, en Lyon, mintió a sus nuevos amigos diciéndoles que se llamaba Lorenzo y era español.
Dice que comenzó a pintar de una forma regular en el 97. Inspirándose, cómo no, en España, Almodóvar y el Art Decó. Inmediatamente comienza a exponer en bares, restaurantes, peluquerías. La prensa regional se interesa por él y llega a ser conocido en el mundo del arte en Lyon.
En 2003 regresa a París, donde continúa exponiendo. Es en 2009, tras visitar una muestra retrospectiva de Warhol en el Grand Palais en paris en 2003 comienza a jugar con la posibilidad de trabajar con fotografías pintadas. A partir de ese momento, busca modelos casi obsesivamente, en cualquier lugar, restaura fotografías antiguas… Una galerista se interesa por su trabajo y le ofrece una plaza de residente en su galería, en la que expone desde entonces.
Ahora Laurent es un hombre completo; padre feliz de dos hijas, que vive y trabaja en las afueras de Paris, casi en el campo. Para él, volver a Madrid a presentar esta colección de obras, le hace emocionarse: aquí viene a reencontrarse con su inspiración y su juventud.