NUEVO MUNDO
Pilar Consuegra Romero
“Un poco, y no me veréis; y otra vez un poco, y me veréis.”
San Juan 16, 16
“La niña de aquella habitación no había muerto, mas no estaba en ninguna parte.”
Ana María Matute
“Lírica misteriosa y soñadora, recorrida por una música extenuada y por un soplo de muerte y abandono”
Así describe Claudio Magris la prosa de Hofmannsthal
Aquel que escribió sobre la imposibilidad de comunicar, con un lenguaje común y conocido, aquellos sentimientos del alma que nos trastocan el corazón.
Aquellos sentimientos que somos incapaces ya de encontrar en la realidad y por ello nos lanzamos hacía la búsqueda de un nuevo mundo, de un mundo que pocos, solo los valientes, logran encontrar: la voz propia en un lenguaje silencioso.
Pilar Consuegra Romero es una de esas valientes. Ella sabe que para entender ese lenguaje nuevo hay que callar. A veces, estoy seguro, será tachada de mutismo, de locura. Pero quien es buen caminante de bosque, y se para un largo rato en el camino, se da cuenta que este no es tan silencioso. Y empieza a escuchar como hablan los árboles, como el pica-pinos golpea con su pico un tronco, el rumor de las hojas secas, un arroyo lejano, una flor extraña que se abre.
Así, si uno se para un buen rato delante de un dibujo de Pilar, empezará a escucharlo. Pues estos te hablan, es ella, su corazón hablando. ¿Quién es el canalla que le pide más explicación? ¿Es que no es suficiente dar el propio corazón?
Ahí, ahí está ese nuevo mundo. Quizá encontrado con herramientas escolares mientras parecía estudiar de pequeña, y lo que hacía era gastar sus bolígrafos azules sobre cuadernos rayados. Esa Pilar-niña ya no estaba, como la niña de Ana María Matute, en la realidad, sino en un nuevo mundo donde, por fin, podía comunicar todo su corazón lleno de fábulas.
Y como todo nuevo mundo, este tiene su punto salvaje, oscuro y peligroso. ¿Qué son esas sombras que acechan sobre los campos azulados?
Figuras que encontramos entre la maleza, que susurran canciones tristes: “C´est presque au bout du monde. Ma barque vagabonde”, cantaba Kurt Weill huyendo de los Nazis. Él buscaba “Youkali”, esa isla pequeña que es la tierra donde no hay preocupaciones, donde están la felicidad y el placer. Pero como toda isla tiene su punto salvaje, no domesticado.
Aunque, si nos dejamos guiar por Pilar, todo será más fácil. Pues ella es “responsable para siempre de aquello que ha domesticado” como el Principito con su rosa. Pilar ha domesticado este Nuevo Mundo, y a pesar de que siga siendo muchas veces misterioso e incomprensible, ella se maneja bien entre esos seres y esos caminos.
Flores que se abren entre montes bajos. Líneas que se desenvuelven y entrecruzan formando ritmos musicales. Ondulaciones y arabescos involuntarios que mueven hojas y ramas. Un claro donde una mujer es iluminada casi a la manera de William Blake. Resurrección de figuras entre animales mitológicos.
¡No estéis tentados de una explicación! Callar un buen rato delante de los dibujos de Pilar. Detrás de todo esto, veréis un reflejo pequeño al fondo. Ese reflejo es su alma, alma migrada dentro de este Nuevo Mundo.
¡Oh sí! ¡Cuanta belleza y desasosiego! ¡Cuanta ternura y miedo! Ahí estamos todos los que no queremos vivir en la realidad. Los que desde pequeños, con un bolígrafo o un lápiz, escapamos de la cruda realidad. Y, ocultos en la feble impronta de nuestros papeles, ahora no nos veis, y otro poco, y ya nos veis…
Guillermo Martín Bermejo
Factoría de Arte y Desarrollo, Madrid, 2024
Artista
Pilar Consuegra Romero
Comisario
Guillermo Martín Bermejo
Fechas
11/01/2024 / 28/01/2024
Lugar
Factoría de Arte y Desarrollo