TEENY HELL
¿Qué clase de suelo pisan los muchachos de Guillermo?
¿Pisan realmente la tierra o más bien levitan en una especie de rondó enajenado? ¿Habitan la tierra los muchachos de Guillermo? Probablemente sus pies no dejen huella en el suelo pero su mirada pervive para siempre en nuestra memoria.
¿Y a quiénes miran esos muchachos? ¿Qué penas de amor o decepciones prematuras anidan tan temprano en sus pupilas?
Tristes y un poco tentadores en su piel soltera estos muchachos de ojos como almendras recién pulidas y cuerpos como juncos frágiles nunca acaban de llorar lágrimas sino perlas de la pena. En su piel es primavera pero hay una suave caída de otoño en sus párpados. Muchachos de un misterio sin gloria, prematuramente destinados al desengaño y a la afrenta porque el dolor tatúa su piel y la vergüenza a veces se adivina en su vestido.
¡Ninfos de ciudad, ángeles mortales de la calle, delicados y dolientes, Guillermo os canta porque sabe de vosotros, está en vosotros, es vuestro dueño! Ha cumplido años con vosotros y conoce la causa de cada una de vuestras heridas, el remedio de vuestra humana contingencia. Como mariposas en manos de un minucioso lepidopterólogo os ha ido prendiendo y clasificando con arrobo hasta formar la más exquisita colección de adolescentes en flor. ¿Quién, sino él, os ha dibujado alguna vez con tan oscuro y delicado trazo, con tal conocimiento de las debilidades de vuestros indefensos corazones sombríos, con tal misericordia?
Porque nacisteis bellos sois peligrosos y terribles y aun sin edad para la melancolía resultáis melancólicos a los ojos del que sabe que la belleza se evapora, a golpe de desengaños, como un correr del aire. Guillermo os ha dibujado suaves y mortales para que sepáis que la vida es un licor amargo que solo parece dulce a aquel que la ha bebido sin cuidado. Quizá el más listo de entre vosotros se sonría pero os digo que lo que allá, en vuestro incierto paraíso, era aliento, aquí, en nuestro pequeño infierno, es distancia. Recordadlo siempre: el dolor nos hace más fecundos.
Francisco L. González-Camaño
“…ser un artista es fracasar como nadie se atreve a fracasar, que el fracaso es su mundo y que achicarse ante él es desertar…”
Samuel Beckett.
Tres diálogos con Georges Duthuit
Siempre me llamasteis perdedor. Siempre fui el raro, el rechazado.
Me insultabais y me humillabais.
Yo volvía a casa y me refugiaba en mis cuadernos de dibujos, en mis libros, en mis películas. Me inventé un mundo a mi medida. Me dibujaba amigos que se esparcían por la habitación y cantaban conmigo.
Lo demás me daba igual.
Luego fui solitario por las calles oscuras en busca de amores pasajeros.
De noches de borrachera y malas compañías que yo convertía en buenas. Me juntaba con otros perdedores en los bares negros y jurábamos venganza contra vosotros.
Vosotros los que desde mi infancia bramabais contra el que no fuera un triunfador. Vosotros los que me empujabais en las fiestas.
Vosotros que luego fuisteis corruptos, desahuciadores,
amantes del dinero y sus allegados.
No, no quiero ser como vosotros.
No quiero hablar como vosotros.
Ni mirar como vosotros.
Ni triunfar como vosotros.
Ni oler como vosotros.
Ni comer como vosotros.
Ni gobernar como vosotros.
Ni maltratar como vosotros.
Quiero ser un rey inventado en islas llenas de monstruos cálidos.
Quiero ser dueño de una rosa y buscar la verdadera amistad.
Quiero fumar con Tommy y Annika y huir de los piratas.
Quiero ser un señor zorro fantástico.
Quiero tener un perro blanco y ser amigo de un capitán de barco.
Quiero tener una amiga vampira que acabe con mis opresores.
Quiero tener un tío que me lleve en bicicleta y me compre buñuelos.
Quiero cabalgar sobre los lomos de un perro gigante.
Quiero volar hacia el país de Nunca Jamás con el niño de calzones verdes.
Quiero encontrar mi cupón para la felicidad dentro de una chocolatina.
Quiero ser recogido del agua por Manuel Fidello.
Quiero vivir en un pueblo inglés y beber agua de regaliz.
Quiero ser Etzel Andergast y Dietrich Oberlin.
Quiero ser Santiago el egoísta, Don Manuel el perezoso,
Bernardo, el débil Bernardo.
Quiero ser Georges de Sarre y Alexandre Motier.
Quiero ser Thomas Törless y Ulrich.
Quiero ser Eugene Gant, Lord Chandos, Sebastian y Charles,
Kafka Tamura, Andreas von Ferschengelder, George Miles,
Heathcliff y Catherine, Antoine Doinel…
Quiero golpear mis zapatos rojos
y pasear por el camino de baldosas amarillas.
Quiero golpear mis zapatos rojos
y pasear por el camino de baldosas amarillas.
Quiero golpear mis zapatos rojos….
Guillermo Martín Bermejo. El Espinar, octubre 2014