Abrahán Batres
Un camino de barro y jaras
“Había encontrado uno de los lugares de la tierra donde cualquier ser sensible queda expuesto al poderde
las fuerzas invisibles y, de pronto, se siente desnudo y atacado por todos lados por el aire, la luz y el espacio
–todo lo que hace que el alma aflore a la superficie–.”
May Sarton
Después de varios días lloviendo, el campo está limpio y el cielo es de un azul intenso. Los caminos están embarrados y las jaras, iluminadas por el sol, brillan como pequeñas joyas blancas.
Es ese barro de los campos húmedos primigenio, como el que Yahvé utilizó para moldear la primera figura humana. Alfarero de emociones al animar con un soplo a ese ser que quiso que fuera a su semejanza.
Se ha investigado y poetizado durante siglos en donde pudo estar el paraíso perdido. Se ha creído encontrar vestigios en diferentes lugares del mundo pero nunca se ha llegado a ninguna certeza.
Quiero creer que Abrahán Batres sabe donde hallar ese paraíso, pues su pintura tiene esos tonos de pureza que podrían haber nacido allí. Las figuras rotundas, siempre en un desnudo sin mácula, están rodeadas de flores, de paisajes donde todavía el hombre no ha dejado su huella. Es todo anterior a la expulsión del paraíso.
Sí que hay, aunque parezca una contradicción, una sensualidad en las formas, en los cuerpos entrelazados, en las líneas gruesas que delimitan figuras. Toda la escala cromática de la naturaleza, que podría haber surgido de un fauve, se enrosca, en la superficie de su pintura, para liberar una energía que estaba deseosa de movimiento.
Es necesaria una limpieza de conceptualismo ante la clara y luminosa obra de Abrahán, porque su juventud aún es intuición amorosa. Todavía no se ha topado con los popes del arte contemporáneo, esos que matan con sus palabras la frescura del verdadero arte.
El rostro tan blanco de Abrahán, todavía es puro y refracta todos los colores primarios para hablarnos de amor. De amor real, no interpretado.
¡Qué delicia asomarnos a la ventana de sus cuadros, en esa mañana aún verde y azul y roja! Deben oler sus manos a jara y a tomillo cuando pinta abrazos y flores. Esos abrazos de manos grandes que rodean otros cuerpos, incluso a veces, el de uno mismo en un mágico encuentro con el amor propio.
Caminar es ser, decía Giacometti. Y en ese primer caminar de Abrahán, él ya sabe cómo subrayar los caminos de barro y jara para volver a encontrarlos una vez que su juventud se marchite.
“Que gusto es estar hablando de amor aquí en la sombra” le decía Cara a un tímido Charles en Retorno a Brideshead. Y esas verdades que le decía Cara, nos las dice Abrahán en esas tardes de siesta donde, los postigos medio cerrados, dejan pasar la leve luz indirecta del verano de nuestras vidas.
Guillermo Martín Bermejo
Factoría de Arte y Desarrollo, Madrid 2024
Artista
Abrahán Batres
Comisario
Guillermo Martín Bermejo
Fechas
02/02/2024 / 01/03/2024
Lugar
Factoría de Arte y Desarrollo