Procesos entre el Aware y el Ikigai
Viajé a Japón en junio de 2023, en pleno Tsuyu, como llaman los japoneses a la temporada de lluvias, y visité las ciudades de Tokio, Kioto, Nara y Osaka; los cinco lagos alrededor del monte Fuji (Kawaguchi, Motosu, Yamanaka, Sai y Shoji); y finalmente, el monte Koya, el centro más importante del budismo shingon en Japón y lugar de peregrinación y retiro espiritual, alojándome en uno de los templos de monjes budistas.
Me acerqué a la cultura japonesa en búsqueda de unos valores estéticos diferentes, interesándome en conceptos como el wabi sabi, que hace referencia a la belleza de la imperfección, la impermanencia y lo incompleto: la importancia de la simplicidad y la ausencia de simetría, el orden y la progresión lógica en las imágenes. También, para comprender términos filosóficos como Ikigai (lo que da sentido a tu vida, la razón de ser) y Aware (un sentimiento profundo provocado por la belleza efímera de la naturaleza). El viaje me ayudó también a descubrir otro tipo de paisajes, naturales y urbanos.
De vuelta a Madrid, y para dar al proceso creativo la mayor importancia -que es un principio japonés fundamental-, asistí y continúo asistiendo a clases de Shodo (caligrafía japonesa), Origami (papiroflexia) y Sumi-e (pintura con tinta negra) donde, además de aprender estas complejas disciplinas, ejercito mi capacidad de atención y paciencia. Al mismo tiempo, he consultado de forma regular documentación de la biblioteca de la Fundación Japón en Madrid.
Como resultado, este proyecto de dibujo y pintura es un estudio y una forma de conectar con un estilo de vida distinto, desde la fascinación, la curiosidad y la experimentación. Y, además, es una reflexión ante una serie de fundamentos artísticos que prescinden de normas y reglas occidentales y que son más cercanos a la naturaleza, la introspección y la fantasía.
Ruth Gómez. Madrid, noviembre de 2023
Proyecto realizado con el apoyo del programa de ayudas a la creación y la movilidad del Ayuntamiento de Madrid.
En los tiempos de la Segunda Globalización, cuando el turismo liberal lleva ya casi un siglo de actividad depredadora de los espacios, la cultura, la naturaleza, el medio ambiente global, nos resulta extraño, ingenuo, irreal que alguien, más si es un artista, se tome el viaje y el acercamiento a otra cultura, diametralmente opuesta a la propia, como un motor de inspiración, una invitación a la creación y el consiguiente estímulo para imaginar una obra distinta y nueva, fruto de un cambio en la forma de mirar. En nuestros agotados tiempos, no miramos: estamos saturados de imágenes de cualquier parte del globo, compartimos conocimientos epidérmicos que nos parecen suficientes sobre cualquier cultura del planeta.
Ruth Gómez ha hecho un viaje. Un viaje transformador: anhelaba entender otros principios culturales distintos a los suyos, mirar con los ojos de otro conocimiento. Esa inmersión en las diferencias culturales, concomitante pero diametralmente opuesta a eso que entendemos por turismo, ha sido el motivo de su travesía. El abrazar una naturaleza no experimentada antes; comprender a fin de cuentas qué vuelve tan proceloso el mapa de las relaciones humanas globales y cómo estas diferentes visiones -meros patrones culturales que por uso se vuelven pilares sobre los que se asienta otra cosmogonía distinta del mundo- enriquecen las posibilidades estéticas y vitales. Gómez ha querido empaparse de aware, ha querido comprender qué podría hacer el ikigai por ella, se ha dejado llevar por el sincretismo nipón entre budismo y sintoísmo, ha decidido asumir esa determinación japonesa que impone que cualquier proceso será siempre más importante, para uno mismo, que el resultado final. Algo poco concebible para un occidental, y que Gómez ha ejercitado como se ejercita en la caligrafía, el origami, el ikebana y el kintsugi.
Ruth Gómez ha vivido este viaje como una celebración, como un disfrute y, en cierta medida, exponerlo es invitar a que los demás también lo disfruten. Es una ferviente creyente en la empatía, y posiblemente una de las que mejor ha mostrado esto en el corpus de su obra, desde hace años. Siempre he creído que, ante esta apariencia de calma, su trabajo esconde más de una advertencia. Ella considera que, en este proyecto, no. El conjunto de su obra, esto se ha dicho antes, se basa en relaciones: entre individuos, entre el ser y el contexto, entre lo animal y lo humano, entre la comunidad y el individuo. La singularidad de su trabajo artístico viene dada por cómo aborda estos temas: una sutil y constante comparación entre lo humano y lo animal, entre la cultura y la naturaleza, que se ve entreverada por una emocionalidad que prima sobre cualquier otra lógica externa. Lo importante en el trabajo de Ruth Gómez no son tanto los hechos, como la forma emocional en que los vivimos, asumimos y cargamos con ellos.
Ruth Gómez, la visitante de una cultura conocida sobre todo por el grado de exquisita idealización que ha aplicado a su estética, no es para nada ajena a esta idealización, presente en su trabajo desde sus orígenes. La cultura japonesa históricamente ha reformulado sus principios una y otra vez para quitarle rasgos y
volverse más simple, más arcana, menos tangible y mucho más elaborada (en términos desde luego protocolarios, pero también en el trabajo constante y de décadas que conlleva hacerse con sus rudimentos esenciales, cuyo objetivo es la disolución de esos mismos rudimentos). Gómez la asume desde la curiosidad, la sorpresa y la fascinación, cualidades de lo empático, y por tanto, de la máxima importancia en un mundo de procedencia que fuerza el cambio constante y voraz, le pese a quien le pese. Un mundo vertiginoso que no tiene tiempo para herencias milenarias, ni para embeberse en los procesos de creación -desde la tosquedad del aprendizaje al virtuosismo de la práctica- que son, a fin de cuentas, el verdadero motor, la gran cualidad, lo que esta otra cultura lleva siglos tratando de contar.
Para una artista que cuida con tanta atención el detalle, la pieza finalizada, que busca siempre una excelencia plástica basada en la claridad, la corrección, el poder de la expresión definitiva y cerrada, debe haber resultado muy fácil adaptarse a la estética japonesa, por muy complejo que sea centrarse ahora en los procesos de trabajo. Algo que, aunque parezca contradictorio, es de lo que lleva hablando su propia obra desde hace años (procesos de relación, creación de comunidades y grupos, resistencia y lucha, ocultamiento y huida; procesos de empatía y resiliencia) con una fuerza sustentada en la absoluta fragilidad emocional de lo que cuenta. La indefensión de los primeros homínidos, no tan distinta a la nuestra hoy, frente a un mundo que no conocemos. La indefensión de la propia artista, enfrentada a unas reglas que no conoce, pero ansía dominar. La indefensión de la naturaleza ante nuestra pragmática voracidad material y cultural. La indefensión del medio, en constante ataque por un virus llamado indistintamente progreso o humanidad.
Guillermo Espinosa. Madrid, diciembre 2023
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Ruth Gómez es una artista plástica vallisoletana, Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca. Su trabajo, vinculado desde los orígenes al vídeo y el dibujo, desde donde retrata los vínculos sociales y emocionales de los individuos y su relación con lo animal, el paisaje, la naturaleza y el medio ambiente, ha podido verse en exposiciones individuales y colectivas en museos como el MUSAC (León); DA2 (Salamanca); CAC Málaga; Museo de Altamira; Artium (Vitoria), Yaku (Quito), MNBA de Buenos Aires; San Diego Museum of Art (EE.UU) o el MOCA (Korea). Ha presentado trabajo en los eventos colaterales de la 59ª Bienalle di Venezia, y participado en ferias internacionales como Art Dubai, Art Lisboa, Pulse Miami, Art Fiera (Bolonia); FNB Joburg (Sudáfrica); SP Arte Sao Paolo, ARCOmadrid; EXPO Zaragoza, SH Shangay o The Armory Show en Nueva York. Así mismo, ha publicado varios libros de artista, realizado un videoclip para Fangoria, creado la imagen de Capital Animal en su primera itinerancia, y está presente en las colecciones del MNCARS, MUSAC, Artium, CAC Málaga, MAS o la Fundación Coca-Cola, entre otras. Vive y trabaja en Madrid.
Artista
Ruth Gómez
Comisario
Guillermo Espinosa
Fechas
12/12/2023 / 05/01/2023
Lugar
Factoría de Arte y Desarrollo