Artista
Susana Ibáñez
Fechas
02/02/2017 – 26/02/2017
Inauguración
02/02/2017 – 20:00
Lugar
Factoría de Arte y Desarrollo,
Calle Valverde, 23. 28004 – Madrid
Comisario
Álex Martín Rodríguez
RITOS DE INICIACIÓN
Laico y religioso, profano y sagrado. Los ritos de iniciación son las puertas entre etapas: graduaciones, unciones o uniones. No hemos de trasladarnos al núcleo de alguna choza africana o a pasear entre la maleza amazónica para hablar de ellos. La individualidad de nuestras vidas no deja de ser una sucesiones de etapas cuyos inicios y finales forman parte del mismo orden.
Toda mujer al ser congénitamente impura es sagrada en relación a todos los hombres adultos; si se queda en cinta, se convierte además en sagrada para el resto de mujeres…. (1)
La incipiente sexualidad de una niña de 12 años escandalizó tanto al público—en la época de la liberación sexual benefactora del movimiento feminista de los años 60, de constante cuestionamiento a la autoridad y del creciente consumo, cuasi, masificado de las drogas— como al cura que recibía sus vómitos. La rebeldía de la adolescente, provocada por una supuesta posesión demoníaca, es icono de la liberación de los instintos carnales de la mujer. Siempre será la mujer la que vaya hacia lo prohibido, la que incumpla las normas. Regan o Eva. La rebeldía y la liberación carnal o el comer del árbol de la ciencia.
Objeto, carne, cosa, como un mantra asociado a la inferioridad de la mujer. La visualización del agujero como rasgo de sexualidad y fecundidad se convierte en sí misma en un mecanismo de poder, impuro por poderoso .
A su vez esta exposición es una oda a la rebeldía, donde la insolencia, la impuntualidad, la holgazanería, la gula, la suciedad y la impureza se castigan en todos los ámbitos y más aún en el femenino. La pena máxima de los cuerpos ya no se centra en el suplicio sino en la perdida de un bien, de un derecho. El objeto de pena—entendida como castigo—a partir del siglo XIX pasa a ser del cuerpo al alma. De ahí que el mayor castigo para una mujer sea su cosificación. El cuerpo se convierte en un elemento de control biopolítico y la medicina en una estrategia propia y queda sometido a las disciplinas: fábrica de cuerpos subordinados y ejercitados, supeditados a las fórmulas generales de dominación. No es más que un intento de escape a la sumisión canónica impuesta por los Mass Media y la industria farmacológica.
Objetos como el cilicio o el flagelo no ilustran claramente ningún rito en concreto pero cada uno de ellos es parte intrínseca de los mismo. La flagelación y el flagelo como un acto de purificación, de transición de etapas, o como una vía erotógena muy poderosa.
La reivindicación del fin del patriarcado de la artista y la ruptura con las identidades binomiales son evidentes en un estudio formal de las obras: El blanco y el negro, el agujero, el epigrama light, la reivindicación de la técnica gouache, la acumulación caótica de dibujos a modo de archivo gabinético. Susana Ibáñez actúa como una auténtica iconófaga, devorando y seleccionando las imágenes que a ella mayor placer le suscita. La otredad y el caos encuentran en el gabinete su hábitat perfecto. Son una llamada de socorro de la producción contemporánea actual, en contraposición a la regularización de las colecciones estatales de tradición decimonónica, y las modas reinantes en ferias y galerías; y a ella misma como mujer, artista e hija.
Álex Martín Rodríguez
Comisario
(1) 1. van Gennep, A.: Ritos de iniciación, Anagrama, 2008.
SUSANA IBÁÑEZ