El síndrome de Asperger como motor de creación

El síndrome de Asperger es un trastorno del neurodesarrollo que se encuadra entre los Trastornos del Espectro Autista (TEA). Comparte características propias de los problemas del desarrollo del sistema nervioso, que se empiezan a manifestar desde la infancia.

Es habitual que las personas con esta característica encuentren dificultades en la relación con los demás, que se sientan distintos y que los otros les perciban también como peculiares. El cerebro de una persona con síndrome de Asperger no da con la clave de, por ejemplo los dobles sentidos de las frases, y tienden con mucha frecuencia a la repetición, la rumiación, y la creación de un mundo inexistente que les hace sentir seguros.

Además, son unos investigadores natos. Todo se convierte en objeto de un pormenorizado estudio.

Por otro lado, el proceso creativo puede ser beneficioso para estas personas. Según los expertos en arteterapia, esta actividad les ofrece una manera de expresar sus emociones, conectar con el otro, sin que medie la palabra.

Muchos artistas consolidados son personas con Asperger. Uno de los ejemplos más famosos es el director de cine Tim Burton, que se muestra obsesivo con los mundos que recrea. Stephen Wiltshire, que fue diagnosticado con este síndrome a los tres años, es uno de los artistas visuales más reconocidos mundialmente. Este artista, capaz de dibujar ciudades enteras de memoria, fue galardonado como miembro de la Orden del Imperio Británico en el 2006 por su capacidad artística.

Héctor de Miguel hace con nosotros su primera exposición. Sus 25 años han transcurrido con no pocas dificultades, y con la sensación de que algo no marchaba bien. De que si sus compañeros del colegio se apartaban, era, sin duda, porque algo pasaba. La exposición «no sé si es por tu síndrome» es la prueba evidente de que todo, todo iba muy bien.

Esa diferencia hace hoy del Héctor adulto, que se haya convertido en un artista distinto, pero capaz de aportar esa visión meticulosa, analítica y alternativa al mundo que los otros no somos capaces de percibir. Todo un privilegio creativo que presentamos con gran orgullo.